Lujos Offline 02: aprender cosas nuevas, el dólar y la nonna
Lo prometido es deuda
Bienvenidxs a la segunda entrega de Lujos Offline. Un newsletter para recordarnos que hay un mundo afuera de internet. Una anécdota, un extracto de algo que me interesó, un proyecto y una foto. Un domingo de por medio.
Una anécdota:
Mi carrera cafetera no viene como esperaba.
Hacer la espuma es más difícil de lo que parece. Encima resulta que el latte, el flat white, el capuccino y el cortado, todos llevan espumas diferentes. Y no me sale ninguna.
Mi jefa me mostró cómo hacerlo mil veces: introducir vapor de a poco a la leche, escuchar el sonido de “papel rompiéndose”, sostener la jarra hasta que te queme los dedos y darle un golpe seco contra la mesada.
Debería quedar “sedosa”, sin burbujas a la vista. Pero cuando la hago yo parece que le puse detergente. Tendré que seguir practicando.
Ayer me dejaron sola en la cafetería toda la tarde. Cada vez que alguien entraba yo rezaba que pidieran café para llevar, porque así les ponía una tapa y no veían mi café mediocre. Cerraba el vaso y con mi mejor sonrisa les decía “have a nice day”. Nadie se quejó.
Un extracto:
Mi novia se fue de viaje así que estoy viendo más películas.
Por recomendación de alguien de Substack empecé a ver Silvia Prieto. Se trata de una chica que cumple 27 años y decide cambiar su vida: deja de fumar marihuana, consigue trabajo y se compra un canario. Pero un día se da cuenta que habían otras mujeres con su mismo nombre y tiene una crisis de identidad.
Me enganché porque está Valeria Bertuccelli en sus veintis, antes de hacerse famosa por decir "Gachi, Pachi, yo y estos dos pelotudos, todos de sagitario.”
La película se filmó en 1999. Entonces hablan del peso y del dólar como si fueran sinónimos, eran palabras intercambiables. Por ejemplo, en una escena un amigo de Silvia compra un saco a 70 dólares y después cuenta que le salió 70 pesos. Parece ficción pero pasó de verdad.
Silvia conoce a un chico que se había ido a vivir a Estados Unidos, y le pregunta por qué se había ido de Argentina.
Él le responde que se había cansado de la vida burguesa de Buenos Aires. Que no le gustaba ser rubio y todo lo que eso implicaba, no le gustaba cómo lo miraban. Que en Estados Unidos nadie se fijaba en su color de pelo, se sentía más cómodo.
“En vez de irte, ¿por qué no te teñiste el pelo?” - le pregunta Silvia.
“Porque no se me ocurrió”.
La película tiene ese micro-humor que me gusta, me sacó un par de risas por la nariz.
Un proyecto:
Hace unos meses apliqué a la visa de Reino Unido. Es un trámite difícil, te piden muchos papeles, mucha plata, te hacen muchas preguntas.
El concepto de la visa siempre fue algo extraño para mi. Vengo de un país donde eso no existe. Nuestra Constitución invita “a todos los hombres del mundo a habitar el suelo argentino”, o algo así.
En las clases de migration law, cuando contaba que no hay visas para vivir en Argentina, la gente me miraba sorprendida. No existen los casos judiciales por inmigración ilegal como en Europa, estos son problemas que tienen ustedes, nosotros tendremos otros.
Es que me cuesta entender ese recelo primermundista por ocupar sus tierras. Si la mitad de las abuelas de mis amigas se llaman nonna.
Mi trámite duró 11 semanas. Mientras tanto, yo estaba atrapada. No podía salir del país, ni trabajar full-time ni freelance. Solo podía sentarme en la computadora y refrescar mis mails.
A la semana 10 la paciencia se me había terminado. Mandé un mail quejándome por la demora y me respondieron: la decisión ya había sido tomada.
Se me había traspapelado.
Estaba en Spam, como riéndose de mí. Me sentí como cuando buscas el celular por toda la casa hasta que te das cuenta que lo tuviste siempre en el bolsillo del pantalón.
Era un mail cortito, decía: application successful.
Una amiga me dijo que tengo que organizar una visa party y me gustó la idea.
En estos días voy a empezar un proyecto de correspondencia con una amiga. Se llama Casandra. Todavía no sabemos bien hacia dónde van a ir esas cartas pero seguro terminemos girando sobre lo mismo: migrar.
Una foto que saqué esta semana
A esta la titulo: estoy aprendiendo.
Hasta la próxima.
Un abrazo virtual,
María





Te pido un café con detergente. To go please!
A mí Silvia Prieto me hizo acordar a Hojas de Otoño de Kaurismaki